El bullying ha existido siempre, de eso no hay duda; Paula Roepke (38) lo sabe muy bien, sus recuerdos de infancia no son gratos: «en mi niñez, los otros niños me decían pelada y me quitaban el gorro para ver mi cabecita calva… Se reían y me apuntaban con el dedo». Ella fue perdiendo todo su cabello, las cejas y pestañas desde los siete años producto de una alopecia areata: «los demás me miraban mucho, pensaban que tenía cáncer, no me invitaban a fiestas, incluso recuerdo a un chico que me preguntó si era contagioso», agrega emocionada.

Después de un costoso tratamiento, el cabello volvió a crecer, a los diecisiete años lucía otra vez normal; sin embargo, así como el pelo salió, también se cayó, hasta dejarla calva nuevamente. Fue en ese momento cuando decidió empezar a usar su primera peluca.

¿Cómo te diste cuenta que estabas perdiendo el pelo?
Mi mamá, mientras me lavaba el pelo, vio que había pelones en mi cabecita, muchos medallones sin cabello entremedio.

CERO VIDA SOCIAL

Paula abrió los ojos por primera vez en Concepción, pero se crió en Viña del Mar. Estudió en el Colegio Alemán y luego se tituló en Relaciones Públicas. Su niñez y juventud fueron algo tristes: «fui muy querida por mi familia, pero siento que no tuve vida social, amigos, pololos, fiestas, etc.».

¿La alopecia areata es genética?
Puede ser por motivos genéticos, sicológicos, estrés, y no es poco habitual, quizás menos que el cáncer, pero hoy muchísimas mujeres y hombres pierden su cabello por diferentes razones.

¿Tiene tratamiento médico?
Sí, tiene tratamiento, aunque no siempre funciona; depende de cada caso, y barato no es.

¿Qué tipo de apoyo recibiste tú?
Tuve muchísimo apoyo de mi familia siempre, me llevaron a sicólogos, siquiatras, dermatólogos etc.

¿Por qué recién empezaste a usar peluca a los dieciocho años?
A los diecisiete años me salió casi todo el pelo, pero eso duró poco, se volvió a caer  nuevamente. Y durante ese tiempo con cabello, sentí una gran diferencia en la relación con los demás y de ellos hacía mí, la vida se me hizo menos difícil. Por eso que ahí decidí no ser más pelada y buscar una peluca para no ser más diferente.

¿Cómo lo hacías antes?
De pequeña usaba gorros y pañuelos en la adolescencia.

UN VUELCO A SU VIDA

Antes de dedicarse a esto trabajó un tiempo como garzona, como relacionadora pública en una empresa de comercio exterior y también estuvo seis años vinculada al rubro del vino, a través de The Wine House y La Cav.

En el 2003, Paula se casó, pero la experiencia no resultó: «mi matrimonio siento que es una de las pruebas más grandes que he vivido, la pasé y la agradezco, pero no perduró. Pelucas Paula fue creada después; de hecho, recuerdo que mi ex marido me lo insinuó una vez. Quizás de ahí salió la idea inicial, que recordé cuando decidí darle un vuelco a mi vida laboral. Hoy estoy sin pareja, me siento bien, pero estoy deseando un amorcito, que siento no tarda en llegar», afirma coqueta.

¿Cuándo descubriste que podías hacer una empresa con esto?
A los treinta y tres años. Después de separarme, quise inyectar un cambio a mi vida y fue  entonces cuando descubrí que vender pelucas era mi mejor opción. Pelucas Paula se creó en 2005 con la intención de transmutar mi mayor debilidad en una fortaleza y también aprovechando así mi experiencia y contactos para ayudar a otros como yo.

¿De qué manera diste con los proveedores de Estados Unidos, España, China?
Yo ya traía pelucas para mí del extranjero, sólo busqué más opciones, pedí muestras y después viajé a comprar más. Siempre busco cosas lindas y buenas.

¿Qué productos vendes?
El mejor de todos es la prótesis capilar, con la que me puedo bañar en el mar, tirar piqueros, duchar, hacer gimnasia, etc. También tengo pelucas de cabello natural y sintético, peluquines para las personas que tiene poquito cabello en la parte de la coronilla, pelucas de cabello europeo para religiosas judías, peluquines para hombres, y más. Las opciones son infinitas, se puede elegir entre un negro intenso, castaño claro y oscuro, rubio, pelirrojo y hasta una frondosa chasca con canas.

¿En tu empresa confeccionan pelucas o solo vendes productos terminados?
Ambas cosas, pero principalmente productos terminados, así es más fácil, a las personas les gusta ver, tocar, probar y llevar.

¿Qué pelucas novedosas (tendencias) vienen esta temporada primavera verano?
Mucho pelito corto, desflecado, fresco y liviano.

¿Hay miedos que persisten en los chilenos que no se atreven a usar peluca?
Sí, especialmente temen encontrar pelucas feas, de payaso, que todo el mundo note a la legua que es peluca.

¿De qué manera tú vences esas trabas con tus productos?
Las peluquitas hablan solas y al verme a mí, se vuelven locos todos, nadie puede creer que yo uso peluca. He usado cientos diferentes, han pasado millones de pelos por mi cabeza y sé lo que siente una peladita. Esa es mi mejor carta de presentación.

¿Realmente se puede dormir con ellas, bañarse en la ducha, en una piscina, hacer deporte?
Sí, uno puede hacer lo que quiera con estas pelucas, esa es la idea, que la vida siga, que no se detengan, que no se priven de nada.

CAMBIOS DE VIDA

Paula afirma: «hoy mi vida es alimentar mi alma, disfrutando de cosas que me hacen feliz y trabajar para seguir haciéndolo. Gozo meditando, haciendo kundalini yoga, corriendo por la playa, compartiendo con mis seres queridos y atendiendo personas que por algún motivo han perdido o van a perder su pelo. Intento que se vean muy lindos y lindas con una peluca y sientan que la vida sigue y todo pasa».

«Un día, hace un par de meses, llegó Magdalena, tenía muy poquito pelo. Estaba triste, con la carita medio gris, súper agobiada y bajoneada, ya que hacía tiempo que el cabello o se le caía y cada vez estaba más calva. Se atrevió, me llamó y elegimos juntas la peluca más linda para ella y se fue feliz. Al día siguiente, un señor me llamó al celular, me dijo que era el marido y comenzó a agradecerme. Dijo que yo no imaginaba la bendición y el regalo que le había hecho, le había devuelto a su esposa, a su enamorada. Al escucharlo, se me caían las lágrimas», recuerda aún conmovida Paula.

La joven empresaria comenta otro caso inolvidable: «hace unos años llegó Rocío, una chica de unos quince años. Tenía una peluquita un poco fea y la mirada hacia el suelo, que no levantó ni para saludarme. Apenas hablaba, solo después de una hora o más, cuando se vio con su peluca nueva, alzó la carita y vi sus ojos brillar… tenía una sonrisa en su rostro».

¿Haces un seguimiento a la gente que le vendes? Tomando en cuenta que les cambia la vida…
Sí, ellas y ellos me cuentan después cómo les fue, qué les dijo la gente, cómo se sienten, mantenemos un contacto normalmente, y yo siempre estoy aquí para que me llamen si necesitan algo. Lo cierto es que todas las personas que salen de Pelucas Paula con una peluca, llevan consigo una sonrisa, alivio, alegría y felicidad de volver a sentirse bien.

¿Es efectivo que asesoras en elegir la forma y el color adecuados e, incluso, acompañas a la peluquería para el corte preciso?
Yo estoy ahí, pues he experimentado lo que ser peladita y quedar calva significa, por lo tanto sé lo importante que es que te acompañen en este camino, elegir, sentir, probar, asesorar. Todos llegan de cero por primera vez a este mundo de las pelucas y necesitan que alguien que sepa, que las use, les explique y los guie.

¿Para qué casos son ideales tus pelucas?
Son ideales para todas las personas que están quedando calvas, que ya lo están, que tienen poquito pelo, sea por la quimioterapia, por lupus, por alopecia, por tricotilomanía, (que se sacan el pelito por manía), que tienen cicatrices, que por la radioterapia en la cabecita no les salió pelito, por quemaduras. Sea por la razón que sea.

¿Sirven también para cambiar el look, se ven tan reales?
Sí, uno de los conceptos de Pelucas Paula es «nadie se dará cuenta que usas peluca».

¿Vendes a peluquerías también, a clínicas?
Más que eso, estamos presentes en peluquerías y clínicas, para que ellos ofrezcan este servicio a sus clientes o pacientes. A las fiscalías sí les vendemos, para caracterización a testigos, también a algunos canales de televisión y productoras.

¿Trabajas con actores y actrices que transforman su estilo?
Claro, les hemos vendido pelucas a actores y actrices, para caracterizar algunos personajes en teleseries y miniseries, como Fortunato, Tres son Multitud, Gen Mishima, La Oficina, y otras más que ahora no recuerdo el nombre.

¿Tienes punto de venta o tienda?
Todo se comercializa a través de www.pelucaspaula.cl. No tengo local propio por el momento, mis pelucas están dentro de la peluquería de una amiga, Oly Vera (Vitacura 9015, Santiago). Los precios en cabello natural son desde $190.000 y en cabello sintético, desde $120.000.

¿La empresa ha crecido ya lo suficiente o tienes más metas?
Falta, tenemos más metas, siento que el concepto con el que trabajamos puede ser aún más íntegro e integral.

¿Y tú, Paula, cómo te sientes hoy?
En lo personal, hoy me siento una linda persona y en lo profesional, me siento afortunada de tener un trabajo tan bello, que hace felices a tantas personas; sin duda soy la «reina del cabello».

 

«He usado cientos de pelucas, han pasado millones de pelos por mi cabeza y sé lo que siente una peladita. Esa es mi mejor carta de presentación».

 

Fuente: http://www.tell.cl/magazine/441/vinadelmar/septiembre/2011/entrevistas/reina-del-cabello.html